MEDIACIÓN FAMILIAR
b) Conflicto femenino: Por cuestiones de la distribución del poder y del trabajo entre varones y mujeres dentro del hogar; se da especialmente cuando hay madres jóvenes a quienes resulta difícil compaginar su vida de trabajo externo con sus labores en el hogar.
c) Conflicto con la tercera edad: Con ocasión de la presencia de personas mayores en el hogar; ahora bien, este conflicto no es causado por el envejecimiento, sino por una sociedad y unos hijos que no saben encontrar solución al problema y lo que hacen es apartar a las personas mayores.
La superación de estos problemas de la familia, u otros, no puede ni debe venir desde fuera, sino que ha de ser a través de los propios individuos que la componen. En el fondo son problemas de relación, y sólo mejorando esa relación podrán solucionarse.
Patologías familiares
Los inconvenientes y ventajas de la familia como institución, su
oportunidad y sus disfunciones de la vida social, suelen plantearse con
independencia de la normalidad o anomalía de su funcionamiento interno. Ahora
bien, hay casos en que la familia, por un mal enfoque de sus funciones y una
mala actuación de sus miembros, genera en su seno unos problemas que, a la
fuerza, puede que repercutan también en la sociedad.
El conflicto
Donde hay relaciones humanas hay conflicto. Y cuanto más estrechas son esas relaciones, más difíciles resultan y, por lo mismo, más reiterativo y más intenso puede ser el conflicto. Es frecuente que este estalle en el seno de la familia. Dentro de una familia se pueden dar tres tipos de conflictos, a tener muy en cuenta por el Educador, en el momento de su intervención:
a) Conflicto juvenil: Establecido entre hijos y padres, que tiene que ver con el ejercicio de la autoridad paterna y, otras veces, con una falta de oportunidades profesionales para los jóvenes, cosa que les impide dejar el hogar paterno en un momento en que la dilatada permanencia en el mismo engendrará inevitables tensiones.
El conflicto
Donde hay relaciones humanas hay conflicto. Y cuanto más estrechas son esas relaciones, más difíciles resultan y, por lo mismo, más reiterativo y más intenso puede ser el conflicto. Es frecuente que este estalle en el seno de la familia. Dentro de una familia se pueden dar tres tipos de conflictos, a tener muy en cuenta por el Educador, en el momento de su intervención:
a) Conflicto juvenil: Establecido entre hijos y padres, que tiene que ver con el ejercicio de la autoridad paterna y, otras veces, con una falta de oportunidades profesionales para los jóvenes, cosa que les impide dejar el hogar paterno en un momento en que la dilatada permanencia en el mismo engendrará inevitables tensiones.
b) Conflicto femenino: Por cuestiones de la distribución del poder y del trabajo entre varones y mujeres dentro del hogar; se da especialmente cuando hay madres jóvenes a quienes resulta difícil compaginar su vida de trabajo externo con sus labores en el hogar.
c) Conflicto con la tercera edad: Con ocasión de la presencia de personas mayores en el hogar; ahora bien, este conflicto no es causado por el envejecimiento, sino por una sociedad y unos hijos que no saben encontrar solución al problema y lo que hacen es apartar a las personas mayores.
La superación de estos problemas de la familia, u otros, no puede ni debe venir desde fuera, sino que ha de ser a través de los propios individuos que la componen. En el fondo son problemas de relación, y sólo mejorando esa relación podrán solucionarse.
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